Opinión

Una sentencia justa

Por: Carlos T. Martínez

El Magistrado Danilo Caraballo Núñez, hombre de ejemplar probidad y un profesionalismo admirable, ha emitido una sentencia justa y apegada a la verdad, referente al caso de Acroarte y la Junta de Elecciones sobre el último proceso electoral que arrojara como indiscutible ganador al colega Alexis Beltré y la Plancha No. 2, para la Presidencia de dicha institución.

El honorable Juez, luego de haber escuchado pacientemente a las partes, y estudiado serenamente durante un mes todo el material depositado por los demandantes, así como por los demandados, ha hecho justicia. Rechaza la demanda interpuesta por Fausto Polanco, candidato perdedor, quien pidió que se anulara la Resolución No. 05-2019 en la que la Junta de Elecciones declaró correctamente triunfador al periodista Alexis Beltré y los demás componentes de la Plancha No.2.

Esta es la tercera sentencia que en torno al caso es emitida contra el señor Polanco, lo que demuestra que él nunca ha tenido la razón y que ha mentido sin ningún rubor.

El primer error suyo y de los pocos miembros que le hacen el coro, fue pretender empañar la honorabilidad y seriedad del Presidente de la Junta de Elecciones, periodista Carlos Cepeda Suriel, fundador de Acroarte e ideólogo del Premio junto a Maura Alcantara; cuya moral y trayectoria profesional ejemplares a nadie se le había ocurrido poner en duda, porque ambas virtudes son incuestionables.

Un segundo error del señor Polanco fue incluir entre las personas que escogió para tratar de presionar mediante continuos actos de alguacil, a un respetado caballero de la prestancia de Don Franklin León, Presidente de la Cervecería Nacional Dominicana; lo que constituyó un irrespeto a carta cabal.

Su tercera metida de pata, demandar también a Acroarte como institución y embargarle la cuenta; como una manera de asfixiar a la entidad a la cual él pertenece. Otro equívoco imperdonable fue su permanente afán de denostar a todo aquel que no lo apoyara en sus malsanos propósitos. Pero su peor desatino ha resultado ser, en sentido general, tratar de dañar a Acroarte y luchar sin tregua para que el Premio Soberano no sea celebrado; falta grave que la membresía de Acroarte nunca se lo va a perdonar.

Como candidato perdedor es libre de no amar a la institución, pero también nuestro es el derecho defenderla hasta el último día de nuestra vida.

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