Curiosidades

«Me hice la micropigmentación en los labios y así fue mi experiencia»

Nunca tuve complejo de labios finos; de hecho, ni siquiera era consciente de su grosor hasta hace bien poco. Empecé a poner el foco en ellos allá por 2015, cuando el #KylieJennerChallenge se puso de moda en Twitter y en la redacción no podíamos creer el alcance que tuvo el ‘hashtag’ en cuestión. Si no sabes a qué me refiero, te lo refresco: el desafío consistía en coger un minivaso o recipiente con el que hacer succión con los labios y esperar unos minutos para que se acumulara ahí la sangre. Al retirarlo, parecían más gruesos, pero hubo muchos ‘sustos’ de los que fuimos testigos en Internet.

El caso es que recuerdo que, a raíz de todo aquel asunto, me miré en un espejo y me di cuenta de lo realmente finos (y claritos) que eran los míos. Además, aquel año fue cuando Kylie Jenner se rellenó los labios por primera vez y el canon estético de los ‘millennials’ comenzó a dar más importancia a esa parte de la cara. Influenciada por todo ello (lo reconozco), me planteé hacer algo al respecto, porque imaginándome con una boca más perfilada me figuraba más… guapa.

A día de hoy, cada vez más ‘millennials’ recurren a técnicas de relleno. El ácido hialurónico es, según los expertos, lo que mejor funciona, pero yo buscaba una alternativa más suave. Y entonces fue cuando descubrí el auge de la micropigmentación, una técnica de maquillaje semipermanente que se realiza con agujas, como si fuera un tatuaje.

Buceando por Internet encontré a Mónica Aránguez, técnica en micropigmentación y ‘microblading’, que trabaja en su propio centro en Madrid. «Descubrí la micropigmentación cuando estudié el grado superior en estética. Y ya en el ‘FP’ me llamó la atención, así que decidí hacer otro curso, para saber si realmente me gustaba –cuenta–. Las facilidades que hay ahora en cuanto a estos métodos no tienen nada que ver con hace ocho años, que fue cuando yo empecé. Y poco a poco me di cuenta de que lo que realmente me enganchaba era ver cómo transformo a la gente, sobre todo, en tema relacionados con todo lo médico (me refiero, por ejemplo, a las areolas, que dibujo a las pacientes que han sido sometidas a una reconstrucción de pecho a causa del cáncer) y observar cómo mejoraba su autoestima».

Julia Zhukova, por su parte, añade: «En España hay cada vez más centros especializados, pero en Rusia ya es una técnica superpopular desde hace muchos años y muy asentada». Ella estudió Enfermería pero se interesó por el mundo de la estética y se especializó en micropigmentación y maquillaje semipermanente, y actualmente trabaja en Tutti Beauty.

«Si estás pensando hacerte ‘micro’ en algún centro, fíjate en las fotos de los resultados que muestren, de más de cinco meses, que es cuando realmente se aprecia la calidad del trabajo y el material que usan», concluye Julia.

Así fue mi evolución

Antes de lanzarme con esta técnica en el centro de Mónica, ella me dejó muy claro que, a diferencia de la infiltración con ácido hialurónico que hacen los médicos, la micropigmentación no sirve para dar más volumen a los labios. «Lo que se consigue es mayor definición de los mismos, no da volumen en sí (pese a que visualmente lo parezca), y es semipermanente. Aunque dura unos dos años aproximadamente, es recomendable hacer retoques anuales».

La sesión dura, aproximadamente, dos horas. Al principio, la profesional valora la forma y el mejor color de pigmento que va con el tono de piel, por lo que es un proceso minucioso.

Antes de comenzar, puesto que se hace con pequeñas agujas (recuerda que es como una especie de tatuaje, pero mucho menos doloroso), se aplica anestesia en gel para que el proceso resulte lo más cómodo posible.

¿Quieres ver mi antes y después de la micropigmentación de labios? Están más hinchados debido a la anestesia y la aguja, pero alucina:

Este es el antes y después de mis labios. La foto de abajo es el resultado inmediatamente posterior a la sesión.© D.R. Este es el antes y después de mis labios. La foto de abajo es el resultado inmediatamente posterior a la sesión.

Mónica me explicó que se necesitan dos sesiones. La primera, «para dar la forma y color que se desea y la segunda, para retocar cualquier detalle que falte».

Durante los primeros días, los labios se pelan y el color es irregular y se pierde casi por completo, pero tras un mes, más o menos, el pigmento vuelve a revelarse de manera natural.

Así ha sido mi evolución y el resultado a día de hoy (la última foto es de una semana después del retoque).

Proceso de curación de los labios.© D.R. Proceso de curación de los labios.

Resultados un mes después del retoque. (Foto hecha con gloss en los labios).© D.R. Resultados un mes después del retoque. (Foto hecha con gloss en los labios).

Como mejor se aprecian los resultados finales es pasados unos meses desde la sesión de retoque.

Por cierto, el precio ronda los 300 euros.

¿Qué te parece? ¿Te atreverías a lanzarte con esta nueva tendencia?

Fuente: Cosmopolitan

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