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La repuesta a la interrogante de este título a mi juicio es afirmativa. Paso a explicar las razones legales. La lentitud de la Justicia no siempre es inevitable, a veces es premeditada y empleada como estrategia para dilatar la resolución de un procedimiento El cambio constante de un o los abogados en medio de un proceso penal por parte del imputado puede ser considerado una medida dilatoria según el código procesal penal. La ley procesal ni la doctrina dominicana han definido que es una medida dilatoria. Sin embargo, se puede deducir que es una forma de ganar tiempo para algún propósito o también se puede definir como una forma de retrasar o detener la marcha del procedimiento con fines estratégicos. Las tácticas dilatorias como estrategia en el litigio penal es útil y aceptada, pero cuando es usada abusando de ella para la jurisprudencia comparada no se encuentra protegida por la estrategia dilatoria, así lo dijo el supremo español, el cual concluyó que “la capacidad de todo imputado de designar a un abogado de su confianza no ampara estrategias dilatorias ni actuaciones que sean expresivas de una calculada desidia a la hora de hacer valer el propio derecho de defensa”. Para la jurisprudencia comparada el cambio de abogado o hacer que el abogado renuncie en medio del litigio también es considerada como un fraude procesal. En una sentencia del tribunal supremo español, negó que se hubiera vulnerado el derecho de defensa de un condenado al rechazar el tribunal de instancia su solicitud de renunciar a su letrado en el último momento. Se consideró que se trataba de “un evidente fraude procesal”, que únicamente pretendía ser una maniobra dilatoria, constitutiva de “un claro abuso del derecho”. El sistema penal dominicano adopto el principio de lealtad procesal que rige parte del comportamiento de las partes. Apunta la normativa procesal penal vigente que las partes deben litigar con lealtad procesal yb les prohíbe proponer medidas dilatorias meramente formales y de abusar de las facultades establecidas por este código. El cambio de abogado por parte del imputado de manera constante es una mala práctica procesal sancionable por el juez penal. Es considerado una forma de litigio temerario. Esta sanción las impone el propio juez que lleva la causa y donde se verifique la medida dilatoria. Esta audiencia esta revestida de rapidez, ausente de formalismo y ritualismo (algo casi imposible para unos abogados, jueces y fiscales formados en el excesivo formalismo y en un derecho positivo). En ocasiones esta táctica de cambio de abogado es auspiciada por el abogado del imputado, lo cual no deja de ser un fraude procesal y un ejercicio temerario, a quien le es sancionable también. El juez penal tendrá que ser activo y suficiente inteligente para sancionar esta vieja práctica procesal que afecta el proceso penal. La violación al principio de lealtad procesal por parte del imputado se sanciona con multa de hasta quince salarios base del juez de primera instancia. Una delas causas que hacen del proceso penal tedioso y duradero es el cambio de abogados por parte del imputado. El juez penal puede controlar dicha práctica si lo desea. La estrategia dilatoria como comportamiento procesal del acusado permite que el imputado invoque algún derecho o beneficio de los reconocidos por las leyes y la jurisprudencia procesal, habida cuenta que ha sido su conducta dolosa y forma de proceder, el que ha buscado y propiciado el alargamiento de la causa. Es Por ello, y apelando a esta frase doctrinaria, la “estrategia dilatoria” en el proceso, no sirve para nada si los órganos judiciales la califican así.

Por: Guillermo D. Olmo (@BBCgolmo) /Corresponsal de BBC News Mundo en Venezuela

Hasta hace poco, Juan Guaidó era una figura poco conocida dentro y fuera de Venezuela.

Pero en solo unos días, se ha convertido en uno de los más prominentes líderes de la oposición gracias a la última tormenta política que sacude al país sudamericano.

Guaidó, de 35 años, asumió a principios de este mes la presidencia de la Asamblea Nacional, el último organismo estatal bajo control opositor.

Aunque ha sido en las últimas 48 horas que ha emergido como la cara más visible del movimiento nacional e internacional que aspira a sacar a Nicolás Maduro de la presidencia por considerarlo un gobernante ilegítimo.

Primero con el escándalo que se armó porque supuestamente se había autoproclamado presidente encargado en un confuso discurso.

Y este domingo con su breve detención por parte de un grupo de agentes del Sebin que, según el gobierno, “actuaron de manera unilateral”.

Ascenso

Cuando comenzó 2018, Guaidó era un diputado más de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición aunque despojada de sus funciones tras varias decisiones del Tribunal Supremo y la creación impulsada por Maduro de una Asamblea Nacional Constituyente “con poderes plenipotenciarios”.

De acuerdo con el sistema de turnos pactado por las fuerzas opositoras, le tocaba presidir la Cámara a Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López, el dirigente opositor encarcelado tras la ola de protestas antigubernamentales de 2013.

Gente durante el discurso de Juan Guaidó en Caracas, Venezuela.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEn las últimas 48 horas, Guaidó ha emergido como la cara más visible del movimiento que aspira a sacar a Nicolás Maduro de la presidencia de Venezuela.

Guaidó, que había sido uno de los más destacados activistas juveniles en un partido del que es miembro desde su fundación, fue el encargado de asumir la presidencia de la cámara.

Militante de Voluntad Popular, fue ascendiendo después de la condena de López y la salida del país de otros dirigentes opositores de alto perfil.

Con poco más de una semana en el cargo, su nombre copa los comentarios en las redes sociales venezolanas y se ha convertido en el líder sobrevenido de una oposición que pasaba por uno de sus momentos de mayor debilidad hasta hace solo unos días.

“Usurpador”

Fue a partir del 10 de enero cuando los acontecimientos se precipitaron.

Nicolás Maduro juró ese día su cargo como presidente para un segundo mandato presidencial.

Pero la oposición, que no quiso participar en las elecciones de mayo, no reconoce a Maduro como legítimo presidente de Venezuela.

Tampoco Estados Unidos, la Unión Europea o el Grupo de Lima, que reúne a la mayoría de países latinoamericanos y a Canadá.

Al día siguiente de la juramentación de Maduro, Guaidó se dirigía micrófono en mano a los asistentes a una concentración de protesta convocada en Caracas apelando a la fórmula del cabildo abierto, un mecanismo de participación popular recogido en la Constitución.

Allí denunció a Maduro como un “usurpador” (como ya han hecho líderes opositores en innumerables ocasiones) y llamó al Ejército, al pueblo de Venezuela y a la comunidad internacional a secundar los esfuerzos de la Asamblea para sacarlo del poder.

Convocó a los venezolanos a sumarse a una gran marcha nacional el próximo 23 de enero, una fecha de gran valor simbólico en el país por tratarse del día en que en el año 1958 cayó el gobierno del general Marcos Pérez Jiménez.

Nicolás MaduroDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEstados Unidos, la Unión Europea y el Grupo de Lima desconocen el mandato de Nicolás Maduro en Venezuela.

Pero también, que fue lo que más dio que hablar, hizo una declaración cuyo significado exacto se debate:

“Tenemos, apegándonos a la Constitución, apegándonos al elemento del 233, 350 y 333 asumir claro las competencias de la encargaduría de una Presidencia de la República porque lo dice nuestra Constitución”, dijo.

¿Presidente interino?

Periodistas y usuarios de redes sociales interpretaron que Guaidó se había declarado de hecho presidente en funciones del país, ya que la Constitución venezolana establece que, de producirse la falta del presidente, corresponde al titular de la Asamblea Nacional asumir de manera interina el poder ejecutivo y convocar nuevas elecciones.

Una interpretación que reafirmó un comunicado posterior de la Asamblea Nacional en la que se afirmaba que Guaidó “asumió las funciones de la presidencia de la República”.

Y que sin embargo poco después la misma Asamblea pareció retractar con una nueva versión de ese comunicado en la que no figuraba la mención a esa supuesta asunción de funciones y se limitaba a recoger la declaración de Guaidó.

La confusión se había extendido y muchos se preguntaban qué había querido decir exactamente Guaidó y cuáles eran los efectos prácticos de su anuncio.

No tuvo dudas el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, que mostró todo su apoyo al que calificó como “presidente interino” de Venezuela.

En medio de las dudas, el nombre de Guaidó sonaba cada vez más e incluso algunos medios internacionales lo presentaban como el líder dispuesto a asumir la presidencia de Venezuela.

María Corina Machado, dirigente de la fuerza política Vente Venezuela y una de las caras más reconocibles del antichavismo, mostraba en las redes su apoyo a Guaidó y lo animaba a perseverar.

Sin embargo, otros dirigentes opositores que han copado el protagonismo en los últimos años guardaban silencio.

Desde el gobierno, la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela, le lanzaba un claro tuit de advertencia.

La detención

Este domingo, un nuevo episodio confuso volvía a convertir el nombre de Guaidó en uno de los más pronunciados y lo hacía el hombre del momento en Twitter en Venezuela.

Su mujer, Fabiana Rosales, denunciaba en esta red social que había sido detenido por agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN).

Pronto circuló un video con las imágenes que supuestamente recogían el momento de la captura de Guaidó.

Poco después, de nuevo su mujer anunciaba su puesta en libertad.

Y finalmente el vicepresidente del gobierno venezolano, Jorge Rodríguez, informaba en declaraciones a la televisión estatal de que los agentes que habían detenido a Guaidó habían actuado de manera “unilateral” y “arbitraria”.

Dijo también que los funcionarios habían sido destituidos y sometidos a un proceso disciplinario.

El de Rodríguez era un raro reconocimiento de que hay elementos armados a sueldo del Estado que actúan al margen de las directrices oficiales.

Guaidó apareció al rato en Caraballeda, en el Estado Vargas, en un acto en el que cientos de simpatizantes le esperaban, y contó: “Nos interceptaron, nos secuestraron unos minutos, pero aquí estamos”.

La oposición lleva tiempo insistiendo en que los mandos del Ejército deben dejar de obedecer al “ilegítimo” Maduro.

El 11 de enero, Guaidó reiteró su petición de que “la familia militar” se sume a la iniciativa contra Maduro.

Este domingo dijo que el incidente de su retención revela que “la cadena de mando” se ha roto en los cuerpos de seguridad.

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