La banalidad de los políticos de hoy
La República Dominicana, hasta hace unos 30 años, contó con el liderazgo político más transcendente en tiempo y espacio, ya que tuvo en un mismo momento a figuras de la talla de Joaquín Balaguer, Juan Bosch y el doctor José Francisco Peña Gómez.
Estos tres dirigentes excepcionales marcaron por largo tiempo el accionar político del país y las pautas de sus organizaciones. Ellos dejaron claras evidencias de un liderazgo comprometido con los mejores intereses del país.
Balaguer, Bosch y Peña, además de su compromiso, se destacaron por su vasta formación intelectual y nivel de vida sin extravagancia, con gran desprendimiento a bienes materiales.
Tras el paso por el poder de Leonel Fernández, Hipólito Mejía, Danilo Medina, hasta llegar a Luis Abinader, podemos decir que solo Mejía y Abinader tienen una vinculación directa al sector empresarial, por poseer negocios. En cambio, Fernández y Medina no, uno es de un barrio de la Capital y el otro, de un campo del sur del país.
Estos últimos gobernantes han encabezado la transición al Internet y la era digital, con las redes sociales e inteligencia artificial. Y he ahí el cambio.
Los antes mencionados, a excepción de Abinader, tuvieron una vinculación directa con los líderes del pasado y pudieron poner en práctica algunas de sus actuaciones.
Pero, lo cierto es que la irrupción de la era digital y las redes sociales es la que más ha impactado en el accionar de los actores políticos actuales, quienes, en algunos casos, son nativos digitales o de las generaciones X o Z.
Actualmente, los políticos dominicanos parecen dar más prioridad al like, a las fotos, la vestimenta o cosas triviales, y menos importancia a la formación académica y política.
La banalidad y trivialidad lucen dominar dicha práctica, con una tendencia grosera y dolorosa a que estos actores llenen sus vacíos existenciales con las posiciones públicas y dinero del Estado.
Hoy no es el asesor quien acompaña al político para indicarle cómo vestir, hablar o actuar ante una persona; son los fotógrafos, para subir algo insustancial a las redes sociales.
Cambiemos a tiempo y abramos la formación política de nuestros actores, porque el like no es política y la foto no es una propuesta. Sí hay que aprovechar la tecnología y las redes sociales para saber comunicar, pero no para evidenciar el vacío existencial o deseo de pertenecer de nuestros dirigentes políticos.
Fuente: Panorama
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