Después de la desaparición del trabajo esclavo, el concepto de trabajo ha evolucionado conforme al mismo desarrollo de la humanidad, alcanzando categoría jurídica con la aparición del Derecho Laboral como un derecho social inalienable.
El trabajo aparece como un bien social y forma de sustento, única y obligatoria, siendo la revolución industrial la que generó una nueva ideología referente al trabajo.
En el año 1791, el poder político francés concedió a los trabajadores el derecho a asociarse y formar corporaciones sin el temor a persecución alguna. En 1848, en toda Europa, tras el manifiesto comunista, se asumió el derecho al trabajo como elemento jurídico que sirvió de fuente al derecho laboral moderno.
En el año 1900, América se adelantó a la vieja Europa creando lo que se conoce como la regulación Americana del Derecho al Trabajo, dando origen a los códigos de trabajo de la mayoría de los países de la región los cuales surgieron en su mayoría en la primera veintena del siglo pasado.
Al derecho al trabajo se le suma el derecho al salario, el cual es irrenunciable, y un trabajador no puede renunciar a su salario o a uno menor al establecido en el código laboral.
Como consecuencia de todas estas historias surgió hace cien años la Organización Internacional del Trabajo, un organismo de las Naciones Unidas, como parte del tratado de Versalles que puso fin a la primera Guerra Mundial.
En ese tratado surgió la convicción de que la justicia social es esencial para el mantenimiento de la paz universal permanente. El 11 de abril del 1919 nació este organismo que impulsó el derecho al trabajo, el derecho laboral y numerosos beneficios para los trabajadores del mundo.
Tras esta historia relacionada con el trabajo y el salario como derecho, el mundo de hoy, superado muchos de los obstáculos que han enfrentado los trabajadores desde la lucha por la jornada de ocho horas, lalibertad sindical y salarios justos, se enfrenta a lo que es en concreto el nuevo concepto: el trabajo decente, que es la expresión del trabajo en el mundo globalizado.
El trabajo decente se inscribe dentro de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS). Es el que verdaderamente dignifica y permite el desarrollo de las propias capacidades, no es cualquier trabajo.
Según Juan Somavia, primer director de la OIT, proveniente del hemisferio sur, “no es decente el trabajo que se realiza sin respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, ni el que no permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de género o de cualquier otro tipo, ni el que se lleva a cabo sin protección social, ni el que excluye el diálogo social”.
El trabajo decente está íntimamente relacional con metas y logros amplios como la inclusión social, la erradicación de la pobreza, el fortalecimiento de la democracia, el desarrollo integral y la realización personal.
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